14 de marzo de 2014

Adelanto de "Written in My Own Heart's Blood" (Octavo Libro)

 
 
La publicación original en inglés se encuentra en la página de Facebook de Diana Gabaldon 
Traducción: Patricia Ransom.

 


"Bien" dijo él al fin. Paró un momento, considerándolo, y Jamie esperó pacientemente. Nathanael Green era un hombre de opiniones sólidas, pero no las ofrecía de forma apresurada. Jamie se preguntaba qué había que considerar de su pregunta, al fin y al cabo ¿eran los cuáqueros aún más extraños en sus costumbres de lo que pensaba?

"Bien" dijo Green de nuevo y exhaló cuadrando sus hombros. "Debo decirle, Coronel, que ya no me considero un Amigo, aunque, en efecto, crecí en esa secta" Le dirigió a Jamie una mirada penetrante "Y sólo debo decirle que el motivo de mi partida fue un desencuentro con sus supersticiones de mente estrecha. Si su sobrino pretende convertirse en cuáquero, señor, le recomendaría que hiciera todo lo posible para disuadirle"

"Ach. Ese es parte del problema, creo" respondió Jamie con sinceridad "No quiere convertirse en cuáquero. Y pienso que es una decisión sabia; no está hecho para eso en absoluto"

Green se relajó un poco e incluso sonrió con ironía

"Me alegra oír eso. ¿Pero no tiene objeción de que su esposa siga siendo Amiga?"

"Creo que el tiene sentido común para no proponerla lo contrario"

Eso le hizo reír a Green

"El se manejará bien en el matrimonio, entonces"

"Oh, el será un buen esposo para la muchacha, no tengo dudas. Es lo de casarlos lo que me parece difícil"

"Ah. Sí" Green echó un vistazo alrededor de la granja, limpiando su rostro húmedo con un pañuelo arrugado "Eso puede ser en efecto....muy.....difícil, si la joven....bueno. Déjeme pensar un momento. Mientras tanto..... vamos bien, pero no podemos almacenar pólvora aquí; no queda mucho tejado, este tiempo presagia tormentas.

"Hay una especie de sótano en la parte trasera" sugirió Jamie

Ahí estaba. No tenía puerta y había brotado una enredadera pálida y delgada de un saco de patatas podrido abandonado en una esquina, los tallos se arrastraban lentamente hacía la luz

"Servirá" decidió Green, e hizo una anotación a lápiz en el pequeño libro que llevaba a todas partes "Vamos entonces."

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